...y digo con mi canto lo que yo aprendí en la escuela, bandera de Venezuela por qué yo te quiero tanto!...
Cada que vez que los venezolanos opositores al gobierno sufrimos
una derrota electoral en favor del oficialismo, comenzamos a preguntamos: “¿qué
fue lo que hicimos mal?” y construimos elaboradas culpas que casi siempre recaen en unos supuestos abstencionistas traidores. Un poco más tarde, y a pesar de haber visto y escuchado a cientos de chavistas
decepcionados decir que ya no votan por el oficialismo, llegamos a la conclusión
desesperanzada de que el desastre que se vive a diario en el país, es lo que
la mayoría de los electores desea para sí mismos y sus familias por siempre jamás.
Estamos tan absortos en nuestros intentos desesperados de salir de la dictadura por medios no violentos, utilizando la única herramienta que “nos autorizan”, que perdemos la objetividad y nos hacemos ciegos a lo evidente: el régimen no se sometería a la contienda electoral, si no tuviese la absoluta certeza de ser capaz de vencer y además, de que es la manera de que los organismos internacionales continúen reconociendo su legitimidad y nadie se atreva a intervenir para apoyar los esfuerzos que algunas de nuestras mentes más claras y hábiles, adelantan en instancias como la Corte Internacional de la Haya o la OEA. Aunque ya saben mi opinión sobre este último organismo.
Es muy simple: si el candidato oficial tuviese la posibilidad de ganar en buena lid, no harían falta las arbitrariedades y abusos de poder a los que nos tienen acostumbrados, los cuales no fueron necesarios en otras elecciones venezolanas a partir de 1.958. Aunque las contiendas políticas jamás hayan sido limpias (¿alguna lo es?) las reglas estaban claras y los que faltaron a ellas, sufrieron sanciones.
Estamos tan absortos en nuestros intentos desesperados de salir de la dictadura por medios no violentos, utilizando la única herramienta que “nos autorizan”, que perdemos la objetividad y nos hacemos ciegos a lo evidente: el régimen no se sometería a la contienda electoral, si no tuviese la absoluta certeza de ser capaz de vencer y además, de que es la manera de que los organismos internacionales continúen reconociendo su legitimidad y nadie se atreva a intervenir para apoyar los esfuerzos que algunas de nuestras mentes más claras y hábiles, adelantan en instancias como la Corte Internacional de la Haya o la OEA. Aunque ya saben mi opinión sobre este último organismo.
Es muy simple: si el candidato oficial tuviese la posibilidad de ganar en buena lid, no harían falta las arbitrariedades y abusos de poder a los que nos tienen acostumbrados, los cuales no fueron necesarios en otras elecciones venezolanas a partir de 1.958. Aunque las contiendas políticas jamás hayan sido limpias (¿alguna lo es?) las reglas estaban claras y los que faltaron a ellas, sufrieron sanciones.
Sin embargo, si siete millones quinientas cinco mil trescientas treinta y ocho personas (7.505.338 personas) estuvieron decididas a que Nicolás Maduro sea quien dirija los destinos de Venezuela, ¿por qué hay que cerrar las fronteras e impedir que venezolanos puedan entrar a ejercer su legítimo derecho a sufragar? (¡Seis días antes de las elecciones! ) ¿Por qué se utilizan los dineros públicos en campañas y se gastan ingentes cantidades en movilizar gente hacia los centros electorales de forma obligada? ¿Por qué el amedrentamiento contra funcionarios públicos? ¿Por qué necesitaron garantizarse que todos los rectores electorales fueran afectos al régimen? ¿Por qué Jorge Rodríguez siempre parece saber lo que va a ocurrir con tanta antelación, que se permite obviar la normativa electoral y adelanta resultados en tono de burla sin temor a represalias? ¿Por qué en 1999, de cara al referéndum de 2000, le otorgan derecho al voto a las Fuerzas Armadas Nacionales que hasta ese momento habían sido por ley neutrales?
Desde el año 2010 he venido adelantando una campaña pro Desobediencia Civil Generalizada.
Para no tener que escribir de nuevo lo dicho, aquí les coloco el link hacia un post del 10 de Enero de 2010 y aclaro, para los que me acusan de azuzar al perro a través de la cerca, que en ese momento estaba en Venezuela tratando de lograr convocatoria para alcanzar ese objetivo y la apatía por un lado y el desinterés de los que llenaban sus bolsillos con dinero de los "negocitos" que efectuaban con el gobierno por otro, terminaron por desmoralizarme.
Aquí el link mencionado y otro más, hacia un reporte de Luis Fleischman del Centro Menges para la Seguridad Hemisférica. Sé que ambos son un poco largos pero les recomiendo leer con calma, ahora es cuando resulta más importante estar informados, saber cómo ha sido aplicado este recurso con éxito y de qué manera podemos duplicarlo:
Aquí un fragmento del Reporte de Fleischman. Donde dice “Chávez”
coloquen “Maduro”, la situación es la misma:
“Una opción
importante y más realista es la apelación al artículo 350 de la constitución
Venezolana. Este artículo dice lo siguiente:
‘El pueblo de
Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la
paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que
contrarié los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los
derechos humanos’.
Como Chávez ha
violado todos los principios mencionados sin excepción, no reconocer el
gobierno actual sería legítimo. Los Venezolanos deberían entender que el hecho
de que Chávez haya ganado estas elecciones aunado al hecho de que ha gobernado el
país con métodos ilegales convierte al gobierno de Chávez en un régimen
ilegítimo por definición. Citando el pensamiento del filósofo Americano John
Rawls, diríamos que actos de protesta no violenta apelan a un “sentimiento de
justicia por parte de la mayoría de la comunidad”. Desobediencia civil puede
ser un acto ilegal bajo determinadas circunstancias; pero en este caso es
desobediencia contra un gobierno ilegitimo.
El mejor modelo
empírico que se adecúa a la realidad Venezolana es el modelo Ucraniano de la
revolución anaranjada que ocurrió en el año 2004. El estado Ucraniano, al igual
que el Venezolano, era un estado de democracia formal pero autoritario en sus
prácticas. En la Ucrania post-Soviética, el uso de violencia política,
especialmente bajo el gobierno de Leonid Kuchma se caracterizó por el uso de
prácticas electorales fraudulentas y manipulación. Estos abusos generaron una
fuerte reacción y protestas que se propagaron a través del país entero. Estas
protestas si bien no tuvieron éxito al principio, iniciaron un verdadero
movimiento. Este movimiento fue creciendo cuando el régimen cometió fraude en
las elecciones parlamentarias del 2002 y se volvió efectivo luego de las
elecciones presidenciales del 2004 a raíz de la escala de fraudes del gobierno
de Kuchma. En aquel entonces los Ucranianos fueron conscientes de que una
elección libre era imposible. El gobierno de Kuchma abusó de los recursos
estatales, usó la televisión y los medios de comunicación públicos en la
campaña contra el candidato de la oposición Victor Yushchenko además de otras
medidas dirigidas a perpetuarse en el poder. Así cuando el gobierno cometió
fraude en la segunda vuelta de elecciones presidenciales, las rebeliones
estallaron indefectiblemente.
Tal rebelión fue
liderada por el grupo estudiantil “Pora” que fue columna vertebral de la
revolución anaranjada. Este grupo se mantuvo independiente de los partidos
políticos si bien el movimiento estudiantil contenía elementos con lazos a los
partidos políticos. Estos elementos fueron cruciales en lograr la cooperación
entre el movimiento estudiantil y los partidos políticos cuyo objetivo era el
remover el régimen de Kuchma. Los socios de la coalición cooperaron
extremadamente bien en la coordinación y organización de las actividades y en
la movilización general. El movimiento anti-Kuchma apeló a elementos domésticos
y foráneos y particularmente a la opinión pública. La unidad y coordinación de
la coalición fue un factor determinante en el triunfo de la revolución
anaranjada pese a las diferencias ideológicas entre sus miembros.
En forma similar, en
Venezuela los sucesivos referéndums y votaciones generaron oposición de
estudiantes, intelectuales y otros elementos no-políticos de la sociedad.
Movimientos se han generado en Venezuela por lo menos desde el año 2003 con la
huelga petrolera, luego con el referendo revocatorio (2003-2004) y en los
referendos constitucionales de Diciembre del 2007 y Febrero del 2009.
El movimiento está
ahí. No hay necesidad de inventarlo. Las condiciones están dadas en Venezuela
como lo estuvieron en Ucrania en el 2004. Los líderes políticos Venezolanos que
todavía creen en la solución electoral, deberían reconsiderar sus posiciones
dada la situación específica de Venezuela. Chávez, como Kuchma, no saldrá por la
vía electoral. En su actitud violenta, inescrupulosa, fraudulenta y
autoritaria, el régimen de Hugo Chávez no es diferente al de Kuchma. Cabe
recordar que el intento de golpe de estado de Chávez en el año 1992 cobró
cientos de víctimas. A Chávez este hecho no le hizo remorder la conciencia.
Chávez convertirá a Venezuela en un estado totalitario en cuestión de meses. Un
gran movimiento debe tomar lugar inmediatamente en Venezuela para abortar desde
ya este proyecto despótico…”.
Espero en Dios que esta vez se comprenda el mensaje. A esta altura no hay vuelta atrás.
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